jueves, 3 de abril de 2014

El rebote

Escucho como rebota la almendra en el piso, atino a girar la cabeza y mirar lo que paso, pero al encontrarme con sus ojos la doy vuelta.

Imagino la almendra entre sus dedos,

almendra y chocolate.

Almendra y verdad.

Cuanto puede simbolizar una pequeña fruta seca. Cuanto de verdad puede caber en una almendra.
La tira siendo testigo de aquello que ese acto significa,

la tira por que esta viejo, y ella se lo dice, se lo muestra.
Ahí está diciendo - viejo inservible-

La miro fijo y me doy cuenta de que me esta mirando, pero me hago el sonso, me hago el que no veo, me hago el viejo.

Esa puta almendra que me grita mi propia verdad.

La tiro por que no puedo, y la tiro al piso, no la pongo arriba de la mesa, va al piso donde nadie la vea.

Acá no paso nada.

lunes, 12 de agosto de 2013

Poetiza de problemas cotidianos...

Las pezonas

Q confiables q son los pezones,
o al menos los mios.
Q me dicen como realmente son las cosas. Cortas y sinceras charlas junto a las verdes plantas. Me tiran la justa, dirian las mas jovenes; yo digo: me dicen lo que es mejor para ellas.
Mis pezones son mujeres.
Su lenguaje es binario.
SI
NO
Nada de filosofia ni chachara nocturna. Si hablan cuando tus manos las rozan es por algo, ya dije que eran de pocas palabras, escuetas pero valiosisimas palabras.
                                 

miércoles, 10 de octubre de 2012

Piel, olor, tacto

Ciudad caliente, caos, gente vestida, muy vestida.

(Mostrame la panza, el pelo de la teta!

Dale animate)

Ciudad de amores pensados
De gente con muchas cunas, de distintos lugares.
De helados conocidos y desconocidos.
De "escapadas de fin de semana"      ¿De qué se escapa la gente?
Se escapa de todas ese cosas cansadas, cosas de gente de ciudad. Y si se cansan y necesitan escapar...hagan del micro centro una plaza!

Maracuyá y durazno es lo que le falta a esta ciudad.

(El sol pule, el agua limpia)

En una ciudad donde uno no se puede relajar, siempre haciendo cosas, siempre buscando lo exótico, hasta que nos damos cuenta de que lo único que buscamos es siempre lo mismo, en todas las cosas y en todos lados, siempre buscamos lo más primitivo y salvaje, según nosotros, lo más bajo, lo que hay que tapar: nuestra relación con la naturaleza.

(Por eso grito al aire una revolución, una vuelta a la naturaleza!)

jueves, 10 de mayo de 2012

El culto al rulo

Me desenredo el pelo, no constantemente pero si seguido. Esos rulos que parecen burlarse 
de mí cada vez que los miro. Fijo o de reojo, ahí están con toda su infame alegría, a veces me
desesperan. Es por eso que los desenredo, no es que no pueda ver tanta felicidad junta, no 
es eso. Los desenredo porque quiero ser como ellos. Desenredar esta vida problemática, monótona y triste. Los desenredo para aprender, para que me enseñen.




También están esos otros, los que no llegaron a ser rulos, pero que lo llevan en su interior, no 
sabría decir si en el cuerpo mismo del pelo o en la raíz capilar. Pasando la abertura del poro 
es otra cosa. Esos son los que abundan, extensas superficies llenas de este pelo. Y cuando 
no tengo pelo, mi piel no es mi piel.


Pelos, pelos, pelos, pelos. Escribiría la palabra hasta que en mi mente perdiera el sentido.


Pero los que más me gustan son los pelos de la pelvis ("de la concha" queda muy fuerte?) . 
Que placer desenredarlos. Porque estos son tan conocedores como los otros grandes rulos, 
pero me hablan diferente. Esos pelos que con espíritu rebelde asoman por los costados de la 
bombacha. Ahí, siempre altivos, como queriendo decir que hay algo más que aquellos
cuerpos pelados, que la realidad es otra. 


Los pelos saben.